El Sol y la Luna, o, dicho de otro modo, el padre y la madre conforman los dos pilares que necesitamos sanar profundamente para encontrar paz, armonía y que todo fluya en nuestra vida.
El perdón se erige como el sendero a tomar para poner nuestra propia luz en todo lo que desarrollamos.

Sin sanar con estas dos luminarias, experimentamos una fuga energética que impide que logremos nuestros propósitos en esta encarnación.

Sergio Amado