Hoy comienzo invitándote a  reflexionar. Quizás en este momento estés nervioso o nerviosa porque tienes un examen, porque tienes una prueba médica, porque tienes una entrevista de trabajo o por otra razón. Cuando tu mente fantasee y divague con miedos creando escenarios temerosos e incluso catastróficos. Te invito a que reflexiones sobre la impermanencia de la vida. Sea lo que sea lo que te preocupe, todo va a pasar y cuando pase, serás consciente de que tu ruido mental era desproporcionado para lo que finalmente viviste. Si pones este punto de atención en cada situación que te genera inquietud, poco a poco irás ganando espacio para acrecentar la confianza en ti mismo.

Naces, creces, te reproduces y….(tabú): nos callamos. El miedo a la muerte está inmerso en nuestra sociedad y ha hecho que se oculte, que se esconda, que no se hable. Cuando observas que tus seres queridos padres o abuelos  van envejeciendo, sientes pena porque sabes que en un período relativamente corto desaparecerán de esta vida en la tierra. ¿Pero qué se esconde detrás de la muerte? ¿Está justificado tanto miedo?

El contenido del post de hoy es totalmente autodidacta. Desde pequeño y por mi tendencia sexual me sentí muy incomprendido por la sociedad, me sentía totalmente solo, sin apenas amigos. Tenía un apego especial con mi madre. Mi madre era una mujer de negocios, fundadora de una empresa en la década de los 70, algo inaudito para una mujer madre de 7 hijos y en aquella época donde la mujer tenía muy restringida sus funciones en la sociedad. Mi madre era la única que me daba algo de apoyo, de comprensión y sentía un vínculo especial con ella, vínculo que hoy soy consciente de que iba más allá de esta vida.

Uno de mis primeros contactos con la muerte fue aproximadamente a mis 10 años de edad. Yo estaba durmiendo la siesta después del colegio y me desperté muy triste. En el sueño sonaba el teléfono de casa y nos anunciaban que la tía de mi madre acababa de fallecer. A los dos días de ese sueño, por la madrugada sonó el teléfono fijo de casa, lo atendió mi madre y un familiar le comentaba que la tía de mi madre había sufrido un ictus y estaba muy grave. A las pocas horas fallecería la tía de mi madre. Para mí esa experiencia además de ser un sueño premonitorio, la viví como una conexión fuerte entre ambas vidas. De algún modo, el ser superior de mi tía quiso despedirse. Es decir, su alma (que tiene un nivel de consciencia más elevada) quiso darme un aviso de que partía de esta experiencia en la tierra.

Ello también me hizo consciente de que algún día mis padres fallecerían. Ese pensamiento triste merodeaba por mi cabeza habitualmente y me hacía sentirme decaído, solo y abandonado. Entiendo que como todo hijo que ama a sus padres, elude pensar esos pensamientos tristes. Pero el tiempo pasa, mis padres envejecieron y un día mi madre sufrió un diagnóstico de alzheimer. Aquello fue muy doloroso para mí, coincidió con el nacimiento de mis hijos en 2013. Veía como mi madre se apagaba, pasaba a inmovilizarse, a olvidarse de quien éramos y mi sentimiento de tristeza y abandono se apoderaba cada vez más de mí. Cuando visitaba a mi madre, solía enviarle reiki y percibía la paz que ella recibía, la acariciaba las manos, la besaba y notaba el agradecimiento y el profundo amor que emanaba de ella hacia mí. Tanto es así que el personal que la atendía en casa se percató del cambio que experimentaba cuando llegaba a casa y estaba con ella.

Mi madre pasó unos 4 años deteriorándose. Un día tuve un sueño. En él me observé visitando a mis padres, me acercaba a la cama de mi madre y ella(que ya no hablaba y tenía la mirada perdida) me dijo: Ya estoy muy cansada, no puedo más. Sentí que era un aviso de mi madre indicándome que se tenía que marchar al plano de luz. Lo comenté con el personal que la cuidaba y me indicaron que ella estaba estable pero que les daba la sensación que algo iba a pasar.

A los 15 días, volvía a tener otro sueño. En este sueño veía como mis padres caminaban por la calle. Me alegré mucho porque contemplaba a mi madre con un vestido rojo y contenta, le expresé: mamá que bien te veo. Ella se apoyó en un coche y me exclamó: Lo siento, ya no puedo más y se desvaneció cayéndose al suelo. A los dos días de tener ese sueño mi madre fue ingresada en el hospital, allí permaneció unos 9 días.

Llegó el sábado e iba a visitar a mi madre. Su estado de salud era ya muy grave. Hablé con mi hermano para vernos en el hospital. A las 2 nos veríamos allí, almorzaríamos y estaríamos la tarde con ella. Sobre las 12 me avisó mi hermano y me dijo, llégate unos 20 minutos más tarde, indicándome que él iba a llegar sobre esa hora y así almorzaríamos juntos.

Me senté en la cama de mi habitación y me dispuse a enviar reiki a mi madre a distancia. En el momento que envío reiki a distancia ubico mis manos en forma de cuenco imaginando que el paciente está dentro de mis manos. Me sorprendió mucho que no notara nada entre mis manos. No sentía el calor que se percibe cuando envío reiki. Entonces como un flash, apareció una imagen delante de mí. De forma circular vi un túnel de luz, observé de espaldas a mi madre y de forma autómata comencé a recitar. Por amor te dejo marchar, por amor te dejo seguir tu camino, por amor te libero. Seguí recitando hasta que me calmé. No era consciente de lo que estaba pasando, de algún modo había sido espectador de algo que no alcanzaba a entender.

Terminé de asearme y acercándose la hora acordada me marché al hospital. Al llegar y no ver a mi hermano en la puerta del hospital para irnos a almorzar juntos, lo telefoneé. Me dijo desolado sube a la habitación. Subí y la sorpresa de que mi madre acababa de fallecer le dio sentido a lo experimentado en casa.

Los lazos del amor no concluyen en este pasaje de la vida terrenal. Esto es solo una ínfima parte de la vida del alma, porque realmente somos almas viviendo experiencias terrenales.

Después del fallecimiento de mi madre, contacté con ella en unas 4 ocasiones, 3 han sido intencionadas a través de los registros akashicos.  y la 4º en sueños. En la primera ocasión me comentó que estaba en un retiro espiritual para sanarse de lo vivido en la tierra. Este tipo de retiros espirituales suele ser habitual para los enfermos que han llegado muy desgastados por enfermedades como cáncer, alzheimer,etc. En el plano en que se encontraba la vibración de sanación era tan potente que de dicho contacto me dio fiebre en los labios y estuve varios días muy agotado físicamente. El motivo es porque la sanación a la que accedí en ese plano y de la que evidentemente me beneficié era tan fuerte que un cuerpo físico no puede soportarlo mucho tiempo. Ella se encontraba plena, feliz. Me mandó el mensaje de que atendiéramos especialmente a mi padre porque en ese momento requería todos los cuidados. Y que me tranquilizara porque nos volveríamos a ver.

He tenido más experiencias con fallecidos. Una paciente de registros akashicos, Esther me pidió el contacto con su madre fallecida. En el contacto, le solicité a su madre una prueba de que con quien yo contactaba era verdaderamente su madre. Ella me describió una vivencia que ambas compartieron juntas cuando se encontraba enferma en el hospital.

Siento que es muy importante que esta información llegue a otras personas porque sufrimos inmensamente por la muerte propia y de otros seres queridos. Realmente si nos abrimos a sentir, explorar y confiar. Nos damos cuenta que solo estamos viviendo aprendizajes en esta vida, que cuando los culminemos continuaremos nuestro camino en el plano de luz. Que nos volveremos a encontrar con nuestros seres queridos, que no es un hasta nunca, es un hasta luego.

Es primordial que ya que estamos aquí, intentemos cumplir nuestra misión de vida porque si lo hacemos, viviremos intensamente, disfrutando a cada instante y comprobando como el Universo escucha nuestras peticiones y responde a ellas con alegría, con satisfacción. Claro que tendremos que vivir experiencias desagradables, que nos inquieten, a veces duras pero si nos comprometemos a seguir adelante y sanarnos, el regalo es tan grande que será gratificado con una paz inmensa.

La muerte no existe, nos transformamos. Desaparece el vehículo o cuerpo porque se deteriora. El conductor o alma perdura. Superado los aprendizajes que pactamos antes de encarnar, volvemos a nuestro origen para seguir purificando nuestra alma. Volvemos a casa, porque las almas procedemos del plano de luz, ese es nuestro verdadero hogar.